miércoles, 2 de abril de 2008

Tortillas de semana santa


Todos los años para semana santa mi madre saca su barreño azul de amasar para preparar algunas recetas típicas de estas fechas.
Primero se hacen y fríen las tortillas, que no "ensucian" ni dejan sabor en el aceite y luego los rosquillos, que lo endulzan y oscurecen.
Esos días, las calles del pueblo huelen a aceite y leña ardiendo aunque cada vez menos, porque la gente ya no las hace en la lumbre sino en la cocina de gas o la vitro.
Estas tortillas se preparaban para los días de vigilia para tomarlas con chocolate de tableta o chocolate a la taza, y así, reblandecidas y jugosas recuerdan mucho en su sabor al de las porras y churros .
Me cuenta mi amiga Estrella que en su pueblo, Alcázar de San Juan, estas "tortas en sartén" se comen alrededor de las hogueras la víspera de las fiestas de San Antón y San Sebastián. Si alguna vez pasais por este pueblo, en su calle principal, "la Castelar", hay una tienda que las vende todo el año.

Tortillas de Semana Santa
-Por cada kilo de harina de panadero:

-20 g de sal

-1 taza de café llena de aceite de
oliva virgen extra español frito y frío
-Agua tibia (la que pida: primero añadimos un vaso de los de agua, y luego añadimos a poquitos) -Aceite de oliva virgen español para freír
-Un huevo pequeño (opcional)


En un barreño o recipiente amplio y limpio ponemos la harina. Hacemos un hueco en el centro y añadimos el aceite, el huevo (opcional) y el agua con la sal allí disuelta. Es conveniente echar el agua a poquitos para no ponerle de más. Mezclamos bien y cuando la masa comience a despegarse de las paredes de recipiente, pero no de las manos, enharinamos una mesa de trabajo y ponemos la masa en ella.


Amasamos como si fuera pan, hasta conseguir una masa lisa que no se pegue a las manos y sea elástica. Tapamos bien y dejamos reposar media hora.
Mientras, ponemos a calentar abundante aceite de oliva en una sartén honda.

Cuando la masa haya reposado, cogemos porciones del tamaño de una mandarina y primero amasamos en forma de bola. A continuación, la aplanamos dándole forma de disco (se puede hacer con un rodillo). Si la masa lleva demasiada harina estará dura y será muy difícil estirarla; por contra, si lleva poca harina, estará pegajosa y también será muy difícil estirarla pues se adherirá a todas partes.


El siguiente paso es el más complicado: consiste en estirar la masa hasta dejarla tan delgada que sea casi transparente.
Para ello, tradicionalmente, las mujeres se sentaban cerca de la lumbre y se ponían uno o varios paños limpios sobre la rodilla, colocando la masa sobre ésta. Con los dedos se estira delicadamente sin que que se rompan demasiado y se echa a la sartén con el ademán del que extiende una sánana o un paño sobre una superficie horizontal.

Se fríe por ambas caras sin dorarla demasiado. Se saca y se deja escurrir sin que se rompa.
Cuando esté fría, se apila junto las demás.


El resultado es una tortilla crujiente, llena de burbujitas, que se deshace en láminas y con un delicioso sabor a aceite de oliva.


En mi casa, hace años, se guardaban en "banastos" de mimbre, bien tapadas con paños limpios, para que no se endurecieran demasiado. Pero ahora, las guardamos en bolsas de plástico y en cajas de cartón, por lo que se ha perdido parte del encanto de ir a la despensa y verla llena de estos antiguos recipientes.
Este año no he podido estar allí (por un miserable día!!) mientras hacían las tortillas, así que nos hemos quedado sin reportaje fotográfico al amor de la lumbre. Cuando llegué a casa, me encontré ya la leña quemada, la sartén llena de aceite fuera del fogón y la despensa a rebosar de rosquillos y tortillas.

Como veis, estas tortillas son, al igual que gran parte de las recetas de cocina de la Mancha, muy sencillas. Simplemente con harina, sal y aceite de oliva se obtenía un alimento muy nutritivo y que alegraba aquellos días de semana santa en los que la España más profunda se teñía de luto, la radio y la tele enmudecían y el ayuno, la vigilia y las procesiones eran cumplidos a rajatabla.




Os dejo también la receta de Estrella, que es algo diferente a la de mi madre:

-1 kilo de harina
- 1taza de las de café de aceite,
- 1taza de vino blanco
- 1vaso de agua
- 1 sobre de levadura Royal
- 1 cucharadita de sal

23 comentarios:

Irene dijo...

Que ricas estas tortitas!
Mar, la harina que dices de panadero...es la normal o la de fuerza?
Hay que ver cuanto se aprende de las madres..

BESINESS!

Unknown dijo...

¡OLE! Me encantan las tortillas de semana santa, más que los rosquillos y los tirabuzos... Son más insípidas, pero tienen ese algo que siempre te deja con ganas de más... ¡No hay semana santa sin tortillas en el corazón de la Mancha!

Mar dijo...

Hola, Irene.
La harina de panadero es con la que los panaderos hacen el pan (es que en el pueblo, la gente sigue yendo a la panadería a comprar harina en grandes cantidades: 5-7-10 kilos para las recetas de semana santa)
Si la harina de fuerza es la de panificar (lo he indagado en internet y creo que si) es la ideal para esta receta.
Un saludo.

Mar dijo...

Hola, Alfonso!!
A mi también me pirran las tortillas de semana santa, mucho más que los rosquillos, aunque no se si más que los tirabuzos (si llevan poco azúcar por encima).
Y como tu dices, tienen ese "algo" tan sencillo y rico que hacen que quieras comerte dos o tres seguidas...
Un beso!

Anónimo dijo...

MARAVILLOSO, fantástico. Gracias por compartir estos recuerdos y preparar con tanto mimo las entradas y fotografías :)
Me ha encantado la receta, las fotos, las explicaciones, eso de: "con el ademán del que extiende una sánana o un paño sobre una superficie horizontal"... ¡qué ilustrativo!!
Y, como panadero-casero, me has hecho un gran descubrimiento...la banasta...¡albricias!!...héteme aquí que los "banneton"...los cestos para leudar el pan...no son sino las banastas que figuran en el DRAE, qué maravilla!
Y con unas semillitas de comino o anís/matalauva...¿eh?...qué rico

Anónimo dijo...

Hola Mar. he borrado tu mail. Disculpa. ¿Puedes reenviármelo?. Un saludo.

Roberto

Pilar - Lechuza dijo...

Qué ricas !! Se asemejan bastante a las orejas de carnaval, por lo finas y crujientes, aunque al no llevar mantequilla ni anís, su sabor debe ser totalmente distinto.
Me encanta el reportaje. Tenemos que aprender las costumbres de nuestros antepasados para que no se pierdan con tantas prisas que tenemos hoy día. Es un placer entrar en tu blog. No te imaginas lo que estoy aprendiendo de la cocina manchega.
Un besote bien grande

Mar dijo...

Hola, Ibán.
No veas cómo me halaga tu comentario.

¿Sabes? Yo pensaba que banasto no estaba en el diccionario de la RAE, pero ¡¡¡oh, sorpresa!!! Me encantan estas palabras casi arcaicas.

El anís, el comino o cualquier especia en grano, haría que fuera más complicado estirar la masa, aunque se puede probar molidos...Para comer en salado, com comino o sésamo estaría de muerte, con anís y chocolate,en plan dulce también!!

Un saludo, Ibán.

regi dijo...

yo diria que esta mañana cuando me levanté te dije que estaban buenas y que menuda pinta...estaria dormida

Mar dijo...

Hola, Pilar.
Tienes razón. Podríamos decir que la masa de las tortillas es la masa "base" para otras preparaciones como las orejas de carnaval o de fraile, los tirabuzos, las hojuelas, etc.
Estas mismas tortillas pueden hacerse dulces simplemente añadiendo huevo a la masa y una vez fritas, rebozándolas en azúcar y canela.
Un saludo, Pilar. Gracias por tus palabras, me hacen mucha ilusión y más cuando vienen de alguien con un blog tan rústico y bueno como el tuyo.

Anónimo dijo...

lo de aceite de oliva español me ha encantado, ¡que cois!

la sopa gansa dijo...

tenia la esperanza de encontrar algun blog donde no hubiera dulces...pero nada, que no puede ser.
operacion bikini al traste.
jeje como se notan las reivindicaciones de Adi
sí señor, aceite de oliva español!
bueno, que le vamos a hacer, otra receta mas en "mis favoritos"
besillos
tere

Su dijo...

Bien rico y bine interesante lo que cuentas. He aprendido algo nuevo esto no lo conocia yo,...Pedazo sarten ideal para el patio

Mar dijo...

Hola, Regi, Tere y Su.
Me alegro que os interesen este tipo de recetas, ya que esa es la principal intención del blog.

Hola, Elo-cocina. Bienvenida al blog.
Lo del aceite de oliva español es idea de Adi del blog "Pan y varios". Puesto que podemos recibir visitas de cualquier parte del mundo, hay que hacer publi de un aceite tan excelente como el nuestro, ya que a veces en otros países tiene la idea de que los mejores aceites viene de Italia y Grecia, cuando el español también es insuperable.

Un saludo a tod@s!!

Bea Roque dijo...

Estoy un poco sorprendida, yo dejé un comentario aquí ayer por la noche....y ahora ho lo encuentro... se me borró!!!! Buaaaaa...

Anda Mar, mándame un e-mail (que no encuentro el tuyo por ningún sitio), y organizamos con Mobula tu propuesta ¿te parece???

Un besito.

Bea

a n i s h i dijo...

Guauu Mar, cómo me gustan todos estos relatos y guardar estas costumbres que ya hoy es tan difícil. Te ha faltado poner el barreño azul de tu madre que debe ser precioso, una anticualla de esas que me gustan a mí. Pillarle el punto de finura a esas tortillas debe ser dificilísimo, me encanta que compartas estos recuerdos.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pues sí estas tortas son muy parecidas a las que hacemos aqui en Alcázar y las llamammos tortas en sartén, las hacemos en casa todos los años para San Antón aunque la masa las preprara la madre de mi mujer, pasamos un rato divertido, sobre todo a la hora de extender la masa, que como no se hacen todos los días la falta de practica es evidente, recuerdo como mi abuela se sentaba en una silla y colocando un paño en una de sus rodillas iba extendiendo la masa hasta darle la forma redonda y prefecta, y es que las abuelas sabían muuuucho!

Adi dijo...

Pero qué delicia de recetas. Me encantan. Y es que los dulces de sartén siempre han sido de lo mejorcito de nuestra cocina de siempre...solo con pensar en ellos nos traen los recuerdos de otros tiempos, verdad? de cuando íbamos a casa de la abuela y nos los tenía recién hechos o cuando empezábamos a ayudar a mamá en la cocina y nos dejaba darle forma a algunas de las rosquillas antes de echarlas a la sartén. Solo nos queda seguir manteniendo estas recetas y pasarlas a las siguientes generaciones.
Gracias por compartirla.

Mar dijo...

Hola, Ana.
Lamento comunicarte que el barreño azul es de ¡¡¡¡Plástico!!!
Mi madre antes usaba un lebrillo de barro, pero como pesa mucho y corre el peligro de romperse (y ese si que tiene al menos 100 años) se pasó a un cacharro algo más moderno y ligero como es el plástico.

Mar dijo...

Hola Calata.
En casa la única que se da maña estirando la masa es mi madre, pero yo ya me he propuesto practicar para que no se pierda la tradición en casa...

Mar dijo...

Hola, Adi.
Me encantan que os gusten estas recetas tradicionales. Si alguna vez os animais a hacerlas, contadme que tal el resultado.
Un saludo.

a n i s h i dijo...

Ese, ese de barro es al que yo me refería, me gustan esas piezas.
Un abrazo

Marcela dijo...

Me encantan estas recetas, maravillosamente simples y tan llenas de tradición. Y por si fuera poco descubro también los "banastos". Gracias y saludos,
Marcela