domingo, 15 de noviembre de 2009
Galletas de queso manchego
Por fin vuelvo al redil, despues de muchos meses de vacaciones en el blog!!!
Vuelvo con una receta de queso manchego "del malo". Y digo del malo porque esta receta surge como aprovechamiento de una cuña de queso de oveja de no demasiada calidad.
El resultado han sido unas galletitas saladas crujientes que se deshacen en la boca con un delicioso toque de queso, ideales para un aperitivo, para acompañar una crema de verduras o para la merienda y sobre todo, que sirven para transformar un ingrediente algo "cutre" en una receta muy pintona y rica.
Ingredientes
- 1 taza de harina de trigo
- 1 taza de harina PAN (harina de maíz blanco para arepas o polenta)
- 2 cucharaditas de levadura en polvo
- 1/2 cucharadita de sal
- 125g de mantequilla fría en dados
- 1 taza de queso manchego curado o semicurado rallado
- 2 yemas de huevo
- 2 cucharadas de zumo de limón
- 2 claras de huevo
- semillas de sésamo tostado (ajónjoli)
- pipas mondadas y fritas
Con la Thermomix o el accesorio picador de la batidora rallamos el queso hasta que quede muy fino.
A continuación añadimos las harinas tamizadas, la sal, la levadura y la mantequilla.
Con TMX damos 10 seg a velolidad turbo y si es con la picadora, batimos hasta que la mantequilla y el resto de ingredientes se amalgamen hasta tener aspecto de migas.
Añadimos las yemas de huevo y el limón y volvemos a batir otros 10 segundos o hasta que se integren con las migas y la masa tenga un aspecto algo más compacto.
Pasamos a una fuente, tapamos con plástico y refrigeramos una hora.
Pasado este tiempo, enharinamos ligeramente una superficie y dividimos la masa en dos mirades. Metemos una mitad en el frigo bien tapada.
Amasamos con las manos la otra mitad para simplemente compactarla y hacerla una bola. Ponemos sobre la superficie enharinada esta bola y aplanamos con el rodillo hasta que tenga un grosor de 0'5 cm. Cortamos con un cortapastas y depositamos en una bandeja de horno forrado con papel vegetal.
Recogemos los recortes y los reservamos cubiertos en el frigo.
Hacemos lo mismo con la otra mitad de masa.
Juntamos todos los recortes de masa, hacemos una bola y aplanamos con el rodillo de nuevo. Cortamos con un cortapastas y así hasta que la acabemos.
El truco de cualquier galleta es no amasarlas demasiado porque si no, en lugar de tener un textura suelta se vuelven duras y correosas, pero usando harina de maíz podemos amasar más veces los recortes sin que apenas se note. Eso si, la harina de maíz hace que la masa sea poco flexible y se rompa más facilmente, aunque aún así es muy fácil de trabajarla con el rodillo y el cortapastas cuando está fría.
Batir ligeramente las claras y pincelar la superficie de las galletas. Distribuir el sésamo y las pipas sobre ellas.
Volver a pincelar con clara con cuidado de no arrastrar las semillas y las pipas.
Introducir en horno precalentado a 190ºC (170ºC con función ventilador) durante 12 minutos o hasta que estén doradas. En mi horno han cabido todas en dos tandas.
Deja enfríar bien sobre el papel y guardar en una lata o bote de galletas cuando estén frías.
También se pueden congelar.
Como ya os he dicho, el resultado es riquísimo, aunque la próxima vez probaré a hacerlas con aceite de oliva por eso de mantener el colesterol a raya.
Y recordad que cuando un queso manchego curado es bueno, la mejor forma de degustarlo es simplemente a temperatura ambiente y con un buen pan tierno.
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5 comentarios:
Hombreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
por fin te has puesto el delantal virtual!!
No sabes coo me alegro, y aqi me tienes la primera, cogiendo apuntes!! claro!
Hola. Yo hago unas parecidas cuando me queda un poco de queso de oveja seco. Pero nunca le había puesto harina de maiz ni el zumo de limón. La próxima vez lo pruebo.
bueno, ya era hora!!!!!
pues me alegro de que estés de vuelta, a ver si dura.
Un beso.
Esto es espectacular, genial.
Pues muy de agradecer, Mar, porque todos nos hemos encontrado alguna vez con algun que otro trozo de queso que hemos querido probar y ha salido un poco "rana", verdad?
No hace mucho compré yo un queso con una pinta estupenda, parecía un tipo de manchego cremoso, no demasiado curado pero majo y al abrirlo aquello no sabía a nada... ni a leche, ni a queso ni a rayos. Era puramente simplón.
El toquecito del limón me ha gustado mucho.
Un abrazo.
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